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La primera dama de Brasil, Rosângela da Silva —conocida como Janja— se ha convertido en el centro de una controversia política que impacta directamente en la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. A semanas de la cumbre del BRICS en Río de Janeiro, su participación activa en asuntos diplomáticos y políticos ha generado tensiones dentro del gobierno y entre aliados del oficialismo, mientras las encuestas reflejan un deterioro en la imagen presidencial.

El episodio más reciente ocurrió durante una cena oficial en Beijing, a principios de mayo, donde Lula celebraba acuerdos millonarios con empresarios brasileños y su homólogo chino, Xi Jinping. Sin estar prevista para hablar, Janja levantó la mano y advirtió a Xi sobre el supuesto sesgo del algoritmo de TikTok, alegando que la red favorece contenidos de derecha. La intervención, inusual en un acto de ese nivel, fue filtrada a la prensa antes de que se sirviera el postre. La reacción dentro del círculo diplomático fue inmediata y causó incomodidad entre funcionarios del gobierno.

“Parece que Brasil es gobernado por una pareja”

Señaló Beatriz Rey, politóloga y académica de la Universidad de Lisboa. “Cuando (la primera dama) dice que no habrá protocolos para silenciarla, está deslegitimando nuestras instituciones democráticas. No tiene un cargo electo ni funciones de gobierno. No se trata de género ni feminismo, se trata de una interferencia indebida”. Aunque no ocupa un cargo oficial, Janja ha intervenido en temas sensibles. Se ha pronunciado públicamente contra Elon Musk, se refirió de forma despectiva al suicidio de un simpatizante del ex presidente Jair Bolsonaro, y ha sido señalada como influyente en decisiones sobre el uso de las Fuerzas Armadas durante los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia. En declaraciones recientes, la primera dama defendió su accionar.

"Janja rejuvenece a Lula"

Las tensiones han escalado dentro del oficialismo. Medios brasileños aseguran que ministros y legisladores, incluso de izquierda, han expresado en privado que la primera dama se ha vuelto un problema para la estrategia de comunicación del gobierno. “Janja rejuvenece a Lula, todos lo reconocen, incluso sus detractores”, afirmó una fuente del gobierno a The Associated Press, bajo anonimato. “Pero cuando se extralimita, arrastra parte de su rechazo hacia el presidente”.


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