En una aventura cargada de emoción, esfuerzo colectivo y determinación, la selección femenina Sub-16 de Salto inscribió su nombre en la historia del fútbol uruguayo al conquistar la primera edición de la Copa Nacional de Selecciones Femeninas. Semanas atrás en una entrevista exclusiva transmitida por La Prensa Streaming, tres figuras clave del plantel la capitana Inés Armstrong, la goleadora Luzmila Silva y la ayudante técnica Katerin Ferreira compartieron cómo vivieron el torneo, los desafíos superados y el legado que dejan para futuras generaciones.

Mentalidad ganadora desde el primer día

El camino al campeonato no fue fruto de la casualidad. Inés Armstrong lo dejó claro desde el primer minuto: “Fuimos con la mentalidad de ganar, sabíamos lo que queríamos y fuimos a hacerlo.” Esa convicción fue compartida por todo el equipo, incluido el cuerpo técnico, y se tradujo en un rendimiento colectivo sólido y valiente.

Luzmila Silva, que terminó como goleadora del torneo, subrayó que sus logros individuales fueron posibles “gracias al compromiso de todo el plantel”. Para ambas jugadoras, el éxito fue la consecuencia lógica de un grupo unido y disciplinado.

Una vida dedicada al fútbol desde niñas

Tanto Armstrong como Silva comenzaron a jugar al fútbol desde muy pequeñas 9 y 8 años respectivamente y nunca abandonaron su pasión. Actualmente, combinan sus estudios matutinos con prácticas de entrenamiento exigentes que incluyen sesiones con sus clubes y la selección.

Inés milita en el club Ceibal, mientras que Luzmila comenzó el año en Ferro, después de haber pasado por Nacional y Peñarol. Sus trayectorias muestran una clara progresión, con años de constancia y aprendizaje. “Después de terminar mi ciclo en cancha chica en Remeros, pasé a cancha grande y me fui a Ceibal”, explicó Inés, detallando su evolución como jugadora.

El entretiempo que cambió todo

Durante la final frente a San José, Salto se vio en desventaja al final del primer tiempo. Fue allí donde el cuerpo técnico, liderado por Fernando Díaz y apoyado por Nazarena y Katerin Ferreira, realizó ajustes cruciales. Aunque Katerin no pudo estar en cancha por estar finalizando su formación técnica, su mirada desde las gradas fue esencial.

“Vimos que necesitábamos más ofensiva y recuperar la pelota en el medio. Se hicieron cambios claves y esos cambios dieron resultado inmediato”, explicó Katerin. Fue en ese segundo tiempo cuando llegaron los goles de Pía y Maite, dos jugadoras que respondieron con eficacia y corazón.

El partido se jugó en el estadio Ernesto Dickinson, un escenario que impuso respeto por su tamaño y por la presencia de un público numeroso. “No estamos acostumbradas a tanta gente mirándonos. Fue emocionante, pero también nervioso al principio”, confesó Inés.

Más que fútbol, compañerismo, crecimiento y valores

Además de los aspectos tácticos y físicos, el proceso de selección fue una experiencia transformadora a nivel humano. “Formamos amistades, desarrollamos nuestras personalidades y compartimos mucho más que fútbol”, expresó Katerin, visiblemente emocionada.

Para las jugadoras, el cierre del campeonato dejó sentimientos encontrados: la alegría del triunfo y la tristeza por el fin de una etapa. “Después de vernos todos los días, ya no practicar más y volver a ser rivales es raro y triste”, señaló Inés. Luzmila agregó: “Nos divertimos mucho en la despedida, pero sabemos que esta experiencia quedará marcada para siempre.”

Un triunfo compartido, técnicos, padres y comunidad

Detrás de cada jugadora hay una red de apoyo vital. Los padres jugaron un papel fundamental durante todo el proceso, viajando con el equipo, acompañando en cada partido, y mostrando una dedicación inquebrantable. “Había padres que acompañaban a las 27 jugadoras. Eso se sintió. El estadio estaba lleno de familiares”, recordó Katerin.

También destacaron figuras como Aldana, la community manager del equipo, y Nachu, la kinesióloga. Ambas mujeres aportaron no solo profesionalismo, sino también un acompañamiento emocional que fue clave en los momentos más tensos del torneo.

Lecciones y legado, “el fútbol siempre da revancha”

En sus mensajes a las nuevas generaciones, las protagonistas de este histórico campeonato dejaron claro que el fútbol es una escuela de vida. “Que sigan, que no se bajoneen si algo no sale. Siempre te devuelve algo”, aconsejó Inés.

Luzmila, por su parte, fue directa: “Nunca abandonen. Hablen con alguien de confianza, el fútbol siempre da revancha.” Katerin resumió la filosofía del equipo: “Esto es como la vida, hay que seguir intentando, trabajando día a día.”

El proceso de selección fue exigente, con prácticas a bajas temperaturas y sesiones de videoanálisis donde las jugadoras aprendían de sus errores. No se trataba de ganar por ganar, sino de crecer y mejorar como equipo y como personas.

El futuro empieza hoy

Tras la celebración, la vida sigue. Las jugadoras regresan a sus clubes y retoman los campeonatos locales con nuevas metas. Inés ya se prepara para jugar con Seibal en el torneo que arranca este fin de semana. Luzmila también apunta a “seguir entrenando y superarse cada día más”.

El cuerpo técnico ya piensa en lo que viene, sabiendo que el listón quedó alto. “Representaron a Salto y al interior del país con una imagen muy linda”, afirmó Katerin. El equipo no solo se llevó la copa: también fue galardonado como el equipo Fair Play, reconocimiento a su conducta ejemplar dentro del campo.

Un hito imborrable para el fútbol

El título conseguido por la selección femenina Sub-16 de Salto no solo es una conquista deportiva, sino también un símbolo del crecimiento del fútbol femenino en Uruguay. Esta primera edición de la Copa Nacional de Selecciones deja una vara alta y una historia que inspira.

Las palabras de Katerin Ferreira lo resumen mejor que nadie: “Ser campeona no se lo saca nadie. Pusieron la vara allá arriba y dejaron una imagen hermosa. El fútbol las va a volver a juntar, como rivales o compañeras, pero siempre unidas por esta pasión.”