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La intendencia se mantiene fundamentalmente con los recursos provenientes de los impuestos, básicamente la contribución urbana y rural; de las arcas del Estado Central con dineros del reparto nacional a través, por ejemplo, de los fondos del Fondo de Desarrollo del Interior; y de la deuda pública que su patrimonio le permite afrontar. Después hay otros ingresos marginales por impuestos menores. Podría haber rentas de las empresas municipales, como sucede a nivel nacional con las empresas públicas como Antel, Ancap, Ute, BROU, BSE, por mencionar las mas grandes, que le aportan millones de dólares al Ministerio de Economía. Pero sucede que, en Salto, las empresas de la intendencia todas dan perdidas y no ganancias, y es al revés del pepino hay que poner plata para que continúen funcionando, por lo que son una carga pesada para la hacienda departamental, la Empresa de Ómnibus, los Complejos Termales de Daymán y Arapey son claros ejemplos de lo que digo.



Insistimos que el presupuesto general de gastos e inversiones de la Intendencia, en realidad es más de gastos y menos de inversiones en gran medida que la mayor parte de los recursos van a parar en la cuenta del rubro cero y el costo fijo del Municipio (Gasto) y un porcentaje mediano al pago del servicio del pasivo ya contraído (también Gasto), para quedar con un porcentaje residual para el gasto corriente y de inversiones extraordinarias (Inversiones).

Así las cosas, la marcha de la anterior administración -felizmente terminada- con el agua hasta el cuello, casi el límite de la línea de muerte, no podía más que pagar a duras penas y religiosamente los sueldos mensuales, pagar las cuotas correspondientes del Fideicomiso Arapey, y patinarse lo que sobraba en el carnaval electoral al servicio de los intereses de Andrés Lima con sus aspiraciones presidenciales y senatoriales. Y si raspaba el fondo de olla y había alguna moneda la destinaba a pequeñas e insignificantes obras, a lavados de cara en calles y placitas, prometiendo y entregando terrenos en forma ilegal a cooperativas de viviendas, en fin, un disimulo tan patético como monumental. El gobierno nacional no le dio más plata particularmente, el aumento de impuestos nunca fue factible y la deuda estaba topeada, la capacidad de crèdito agotada. A pesar de todo, es cierto, hay que decirlo, se aguantó hasta el final, no se embarcó en grandes cosas, no se desbarrancó y solo se conformó con las pequeñas acciones, casi simbólicas. El inefable edil Mario Furtado siendo Director de Obras Públicas, debatía en Televisión conmigo, cuando se le pregunto sobre los aciertos de su administración, no tuvo vergüenza en mencionar la importancia del traslado del Oso Panda de la puerta del Zoo al Barrio Nuevo Uruguay: yo me lo quería comer crudo.

Ahora llegamos a la nueva administración de Albisu y la CORE. Es una nueva cara, otra gestión y objetivos. Por lo pronto una mejor administración, intento de mayor eficiencia en el uso de los recursos, ceses de cientos de contratos y monotributistas, otra prioridad en los gastos y celo en el trabajo municipal, se ve otro ánimo y disposición entre los funcionarios afectados a la tarea pública, se han hecho cosas puntuales que marcan la diferencia y marcan el rumbo. Pero no es suficiente, con esta estructura de recursos disponibles, no se podría lograr mucho más de lo que todos anhelan la recuperación del querido Salto. Apenas flotar endeblemente y con peligro de hundirnos ante cualquier adversidad, se necesita otra magnitud de recursos para financiar las obras que se precisan urgentemente, entre ellas -por ejemplo- cambiar el basurero a cielo abierto y el sistema de recolección y barrido, una obra millonaria en dólares. De vuelta la misma disyuntiva de siempre pero ahora hay una esperanza renovadora: tampoco habrá mucho más plata nacional para Salto, no se podrán  aumentar los impuestos locales, pero si se podría aspirar a un crédito de U$S 60 millones de dólares a 20 años de plazo, al que se destine un 7 por ciento de los ingresos anuales para su repago correspondiente. Ahora hay crédito y confianza y de los banqueros… eso es suficiente.

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