Mujica el ultimo héroe nacional
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Por Mario Kroeff Devincenzi
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mkroeff@laprensa.com.uy

José Mujica fue un guerrillero que integró el Movimiento Nacional Tupamaros fundado por Raul Sendic y que se lanzó en armas contra las instituciones en la década del sesenta. Fue un hombre que conspiró contra el Estado de Derecho y llevó adelante acciones contra las personas y los bienes nacionales. Mató a sus enemigos, robó bancos y violentó la propiedad la propiedad privada de muchas personas en pos del financiamiento revolucionario y el perjuicio vital a la institucionalidad.
Inspirados en la Revolución Cubana, llevada adelante por Fidel Castro, intentaron desarrollar otra y similar en Uruguay, de carácter urbano y de fuertes principios ideológicos. No lucharon contra una dictadura autoritaria y barbárica sino contra un gobierno democrático, republicano y legítimo electo libremente en las urnas. Los tupamaros, y Mujica entre ellos, fueron marxistas en acción, que estaban desilusionados de la democracia burguesa, espantados de la desigualdad de clases, heridos por la explotación de los trabajadores y las condiciones sociales que -según ellos- devenían de un capitalismo salvaje, oligárquico, imperialista y corrupto de los sectores dominantes que gobernaban el país. Por lo cual descreyeron de los caminos democráticos, desconfiaron de las urnas electorales y tomaron el atajo del levantamiento armado para combatir al poder reinante y constituir el gobierno del pueblo.
Esta bien, como otros sectores políticos de la época podrían estar en desacuerdo con los gobernantes de turno, tener otras visiones del andamiaje político nacional o estar en la vereda de enfrente en las antípodas ideológicas, pero los tupamaros y Mujica optaron por la lucha armada, consideraban que el gobierno de Pacheco era autoritario e injusto y que la salvación nacional era urgente e inevitable en el proceso histórico, ya emprendida además a nivel latinoamericano. Desde luego que es una ilusión promovida por los estrategas tupamaros modernos que el movimiento en la década de los sesenta y setenta se inscribió en una lucha contra la dictadura con todas las letras.
Pues bien, la asonada de los tupamaros y asociados terminó derrotada y con todos sus líderes en prisión. Estuvieron encerrados más de 10 años en las cárceles de la dictadura que comenzó en febrero de 1973. En 1984 en el marco del nuevo gobierno electo y la apertura democrática, todos los líderes y dirigentes revolucionarios presos fueron liberados mediante una amplia y generosa amnistía.
Parte de la dirigencia liberada se integró al trabajo político electoral, aquel que antes tanto odiaban y despreciaban. Y tuvieron éxito creciente. Raúl Sendic falleció, Fernández Huidobro y José Mujica tomaron la posta, eran los hombres fuertes y populares del MLN y luego del MPP. Fueron electos diputados, senadores y finalmente el “Pepe” ganó la presidencia de la República con cientos de miles de votos. Antes fue guerrillero para tumbar la democracia formal y un tiempo después de la càrcel Presidente Constitucional con todas las obligaciones y responsabilidades del cargo. Durante la presidencia dicen que respetó la ley, aunque no creía en ella, no cumplió con las expectativas creadas mucho menos fue un político de la izquierda radical revolucionaria. Convivió con el capital y el status quo, y para salvar las apariencias solo mantuvo su residencia rústica en la chacra de Sauce, andaba en un Fusca viejo, no usaba corbata, estaba casado con Lucía y hablaba medio chabacano y hacía gala de su anti consumismo rampante. Tenía la pinta del presidente más pobre, humilde y honesto del mundo (sic). Amigo de Lula y de Kusturica que lo idolatraba. Medió en la paz para Colombia entre las FARC y el Gobierno. Un combo marketinero bien vendido y comprado con avidez en el universo occidental. Los uruguayos lo adoraron y es un héroe nacional… QEPD.
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