
Del abandono a la reconstrucción /
Sergio Acuña lidera la nueva gestión urbana en Salto
Durante más de una década, la ciudad de Salto acumuló problemas de limpieza, deterioro de infraestructura y falta de mantenimiento en sus espacios públicos. Vecinos y trabajadores municipales coinciden en señalar que la desidia fue la característica dominante, proyectos prometidos que nunca se concretaron, maquinaria obsoleta, oficinas en mal estado y una gestión marcada más por intereses políticos que por resultados.
El Mayor retirado Sergio Acuña, el nuevo Coordinador General de Gestión Urbana, en una entrevista en el Streaming de Diario La Prensa resume el desafío con palabras simples: “Se trata de devolverle al salteño el orgullo de su ciudad”. Su misión no es menor, organizar el llamado “ABC” municipal limpieza, obras, servicios públicos, recolección y barrido y garantizar que cada acción se planifique y se cumpla en tiempo y forma.
El “ABC” de la Intendencia bajo la lupa
Para Acuña, la clave es pasar de la improvisación a la previsión: “Nos encontramos con sectores que trabajaban al día a día, sin planificación. Queremos construir un plan con objetivos claros, con indicadores que midan el avance y con la posibilidad de corregir cuando sea necesario. Eso nunca existió”. Uno de los cambios más significativos será la comunicación con los vecinos. “El ciudadano debe saber cuándo y dónde vamos a intervenir en su barrio. Ya no más promesas incumplidas que se arrastran por años. La confianza se recupera con hechos”, aseguró.
Reorganización interna, optimizar recursos
El segundo gran frente es interno. Entre agosto y fin de año, la Intendencia inició un proceso de reorganización estructural. El objetivo es optimizar tanto los recursos humanos como los materiales, eliminando duplicaciones de tareas y mejorando la eficiencia. Acuña no duda en señalar la gravedad del estado edilicio: “Los talleres y oficinas están muy deteriorados. Necesitamos espacios dignos para que el funcionario trabaje. También debemos recuperar la maquinaria, porque lo que tenemos hoy parece un cementerio. Sin herramientas, es imposible brindar servicios de calidad”.
La situación de la caminería rural es otro punto crítico. Durante años recibió una atención mínima, lo que generó un deterioro que hoy afecta la movilidad y la producción en las zonas del interior.
El rol del funcionario, orgullo y pertenencia
Acuña insiste en que la reconstrucción no se limita a obras o servicios. El corazón de la gestión son los trabajadores municipales: “Queremos que el funcionario vuelva a sentirse orgulloso de ser municipal. Ellos son la primera cara visible ante el vecino. Si logran sentirse parte, si tienen vocación de servicio y reconocimiento, los resultados llegan”.
El coordinador recuerda una anécdota reciente: un contenedor vandalizado generó reclamos de vecinos. En apenas minutos, la cuadrilla de recolección acudió al lugar y resolvió el problema. “Eso contagia entusiasmo y demuestra que con voluntad y compromiso se pueden revertir situaciones negativas”, afirmó. Para Acuña, el reconocimiento ciudadano es un incentivo fundamental. “El trabajador no solo necesita herramientas y equipos, también necesita escuchar que la gente valora lo que hace”.
Planificación y control, el futuro en números
La gestión urbana que encabeza Acuña se apoya en la planificación estratégica. Cada acción se medirá con indicadores concretos: cantidad de reclamos recibidos, tiempos de respuesta, reducción de problemas recurrentes. “Si los reclamos bajan, sabemos que vamos por buen camino. Si se mantienen o suben, algo estamos haciendo mal y debemos corregir. Los indicadores no son un formalismo, son una brújula que nos permite ajustar el rumbo”, explicó. El objetivo final es ambicioso: reconstruir la imagen de Salto como una ciudad organizada, limpia y atractiva. “Queremos que se respire otro aire, que se vean cambios visibles y que el vecino recupere el orgullo salteño”, sintetizó.
Primeros resultados visibles
Aunque la reorganización recién comienza, los cambios ya se notan en la calle. Los vecinos destacan la presencia de cuadrillas podando árboles, limpiando veredas y recuperando cordones invadidos por pasto. “Son tareas básicas, pero durante años se ignoraron. Verlas hoy genera esperanza”, señaló un ciudadano consultado.
El entrevistador de La Prensa recordó que ciudades más pequeñas, como Fray Bentos, mantienen un orden y limpieza ejemplares. “Si ellos pueden, ¿por qué Salto no?”, se preguntó. Acuña comparte la reflexión: “No podemos acostumbrarnos al abandono ni naturalizar lo que está mal”.
Entre la gestión y la política
Uno de los mensajes más reiterados por Acuña es la decisión de separar la gestión municipal de la especulación política, “No venimos a pagar sueldos y nada más. Venimos a levantar el departamento en todos los sentidos. El Intendente lo dijo claro: no se trata de ambiciones personales, se trata de gestión desde el primer hasta el último día”. El contraste con la administración anterior, acusada de priorizar proyectos políticos nacionales sobre la realidad local, es parte del relato oficial de la nueva gestión.
Recuperar la memoria urbana
Más allá de la limpieza y los servicios básicos, la Intendencia apunta a recuperar espacios emblemáticos que fueron descuidados. Uno de ellos es el muelle negro, paseo tradicional de los salteños, hoy deteriorado y olvidado. “No podemos dejar que lugares históricos se conviertan en parte del paisaje del abandono. Recuperarlos es también devolverle identidad y memoria a la ciudad”, señaló Acuña.
Una mirada hacia adelante
De aquí a fin de año, el objetivo es consolidar la reorganización y cerrar un plan de acción ajustado tanto en lo operativo como en lo económico. A partir del próximo año, las acciones se intensificarán en todo el departamento, con obras visibles y mejoras sostenidas. “El desafío es enorme, pero el compromiso es total. Queremos que el vecino sienta que su ciudad se está levantando. Los cambios no ocurren de un día para el otro, pero con planificación, trabajo y convicción, Salto volverá a ser el Salto que nunca debió dejar de ser”, aseguró Acuña.
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