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El Centro de Equinoterapia, liderado entre otras personas por la profesora Valeria Jaureguiberry, se ha convertido en un espacio fundamental para personas con distintas discapacidades. Esta práctica terapéutica complementaria combina disciplinas como la fisioterapia, psicomotricidad y fonoaudiología, en una propuesta integral centrada en el vínculo entre la persona y el caballo. Sobre ello dialogó Jaureguiberry con LA PRENSA desde su Sala de Streaming.

Actualmente, el centro trabaja con unos 70 alumnos de entre 3 y 65 años, abordando no solo aspectos físicos, sino también emocionales y conductuales. "El caballo es nuestro terapeuta principal", asegura Valeria. Este animal aporta impulsos rítmicos, temperatura corporal y movimiento tridimensional que estimulan la autorregulación del cuerpo y el sistema nervioso de quienes montan.

Más que montar a caballo

Aunque gran parte del trabajo se realiza montando al caballo, también se desarrollan actividades “pie a tierra”. Estas incluyen cepillado, alimentación y cuidado del animal, tareas que ayudan a establecer un vínculo afectivo y a generar tranquilidad, regulación emocional y confianza. “Parece simple, pero para muchos de nuestros chiquilines es todo un logro”, comenta Valeria.

Además, la respiración pausada y profunda que se promueve durante la actividad es clave para el bienestar físico y emocional de los participantes. Esta dimensión menos conocida de la equinoterapia resulta ser una de las más impactantes para quienes la experimentan.

Acceso gratuito y atención personalizada

El Centro, ubicado en el club Deportivo Artigas, funciona de lunes a viernes, tanto en horario matutino como vespertino. Gracias a un convenio con el BPS, las personas con pensión por discapacidad o con un referente que aporte al FONASA pueden acceder a las terapias de forma gratuita.

El equipo multidisciplinario, compuesto por unas 10 personas, incluye psicóloga, fisioterapeuta, equinoterapeuta y ayudantes de monta. “El trabajo es altamente personalizado”, explica Jaureguiberry. Cada alumno recibe atención de al menos dos profesionales, y solo cuando el participante ha adquirido autonomía suficiente, se organizan actividades grupales que fomentan habilidades sociales.

Un evento para compartir y crecer

Entre los próximos proyectos, destaca la organización del Primer Encuentro Regional de Equinoterapia y Bautismo Ecuestre, que se celebrará en Salto el próximo 25 de este mes. El objetivo es fortalecer redes entre centros del norte del país, intercambiar experiencias y ofrecer a los alumnos un espacio de motivación y vínculo social.

El evento contará con demostraciones donde los jinetes realizarán acrobacias sobre el caballo, combinando elementos de danza y gimnasia artística. “Desarrollan concentración, equilibrio, autoconfianza. Para ellos, es un espectáculo, pero también una herramienta terapéutica muy potente”, señala Valeria.

Confianza, expresión y autonomía

Las mejoras observadas en los alumnos son múltiples: desde el control corporal y la motricidad hasta el desarrollo emocional. “Muchos no saben cómo expresar lo que sienten y terminan haciendo crisis. Con el caballo, y a través del juego, empiezan a encontrar esas herramientas”, concluye Jaureguiberry.

La equinoterapia no solo mejora habilidades, sino que transforma la vida de quienes la reciben y de sus familias. Gracias al compromiso del equipo y la dedicación de estos terapeutas de cuatro patas, Salto galopa hacia una inclusión más profunda y humana.

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