
La carrera arrancó a los 11 años /
Dr. Eduardo Andrade “El paciente necesita ser escuchado”
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Por Gabriel Paique
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gabriel.paique@gmail.com

En nota en LA PRENSA Striming, fue el momento para conocer parte de la historia del Dr. Eduardo “Traca” Andrade, que en edad escolar y cuando acompañaba a su madre que estaba haciendo una especialización como maestra, se fue a vivir a Montevideo. El destino muchas veces marcan a las persona, donde a veces, las grandes decisiones se toman a los 11 años. Eso le pasó a Eduardo “Traca” Andrade, cuando en sexto de escuela en Montevideo escribió: “Cuando sea grande, quiero ser médico”. La salud no era tradición familiar, pero sí la vocación de servicio. Su madre, “Nora” Ravagni, revolucionó la educación especial en Salto. Su padre, político y luchador, fue uno de los impulsores de la represa de Salto Grande. El “Traca” eligió un camino diferente, pero con los mismos valores. Un recorrido de su carrera, los legados y la mirada en lograr siempre lo mejor para Salto.
Llamado personal
La vocación por la medicina de Andrade nació al ver sufrir a su abuela por una afección de difícil tratamiento. No había médicos en su entorno, pero sí una convicción interna de que quería —y debía— ayudar. A los 17 años partió a Montevideo. A los 25 ya era médico, luego especializado en anatomía patológica. Su carrera se desarrolló durante la dictadura, lo cual marcó profundamente su visión ética y social. “Entramos 750 y terminamos 250. Algunos ya no están con nosotros”, lamenta.
Una apuesta por el interior
Después de hacer su posgrado en la capital, volvió a su ciudad natal, decidido a ejercer y transformar. Uno de sus mayores logros fue impulsar, junto a otros, la llegada de la Facultad de Medicina a Salto. No fue fácil: resistencias, trabas burocráticas y oposición de los propios estudiantes capitalinos dificultaron el proceso. “Creían que el interior no existía”, señaló. Pero la perseverancia ganó. Tras años de lucha, hoy Salto tiene la carrera completa, con excelentes resultados. Para el “Traca”, eso significó democratizar el acceso a la formación médica y descentralizar el conocimiento.
La pérdida del humanismo
Aunque ya jubilado, Andrade no ha abandonado su rol crítico. Observa con preocupación el creciente distanciamiento entre médicos y pacientes. “Ahora la gente recibe informes fríos, sin explicación. Para mí eso es inhumano”, afirmó. Y aunque celebra el avance de la tecnología y la inteligencia artificial como herramienta diagnóstica, insiste en que no debe reemplazar el vínculo humano. “Un dolor de cabeza para el médico puede ser menor, pero para el paciente es lo más importante del mundo. Hay que escucharlo.”
Centralismo y desigualdad médica
Uno de sus grandes reclamos es la concentración de recursos en Montevideo. Además nos señala que incluso organismos del interior, como FEMI, mantienen sus equipos en la capital. “¿Por qué un paciente de Artigas tiene que viajar 500 km para hacerse una radioterapia?”, se pregunta. Celebra que en Salto se haya logrado organizar un centro de atención entre tres mutualistas, pero señala que aún hay especialidades que no se practican fuera de la capital. “No es justo ni humano”, dice.
LA POLÍTICA Y LA ÉTICA PERDIDA
Aunque su padre fue diputado, Andrade nunca quiso involucrarse en política. “No aguantaría dos meses. Mi viejo no tenía hora para comer ni dormir. Era incansable”, recuerda. Critica la falta de ética en la política actual y la pérdida de valores que alguna vez unieron a dirigentes de distintos partidos por un bien común. “Ahora nadie se junta con nadie. Todo es cálculo y ego.”
SU LEGADO
Más allá de los títulos y los cargos, el mayor legado del Dr. Andrade es su forma de entender la medicina: como una entrega, no como un privilegio. Cree que aún hay esperanza si se recuperan los valores esenciales: ética, profesionalismo, humanidad. “El paciente necesita ser escuchado”, dice. Y lo dice con la convicción de quien dedicó su vida a hacerlo. En un sistema donde muchas veces prima la eficiencia sobre el contacto, el Traca es un recordatorio de lo que nunca debería perderse. Sin duda que La medicina necesita más Traca.
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