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Desde hace varios meses, la Avenida Apolón se ha transformado, especialmente durante las noches, en un escenario de picadas y maniobras imprudentes protagonizadas por decenas de jóvenes en motocicletas. Lo que debería ser una vía de tránsito normal se convierte, en cuestión de minutos, en una peligrosa pista de carreras donde la velocidad y el riesgo parecen no tener límites.

Ruidos, acrobacias y peligro constante

Los hechos se repiten con frecuencia. Los ruidos atronadores de motores se escuchan desde lejos y, en segundos, motocicletas algunas de gran cilindrada cruzan zigzagueando a toda velocidad entre otros vehículos que circulan por la calle. A pesar de la instalación de lomas de velocidad, las maniobras continúan sin importar el peligro. En más de una ocasión, no solo va el conductor, también llevan acompañantes, incluso mientras realizan acrobacias como el “willy”, levantando la rueda delantera en plena marcha.

¿Destreza o imprudencia extrema?

Quienes protagonizan estas escenas no parecen mostrar temor alguno. Por el contrario, exhiben confianza y destreza, bajando la rueda tras recorrer algunos metros para luego volver a levantarla, como si se tratara de una demostración. Pero surge una pregunta inevitable, ¿demostraciones para quién?

Una tragedia anunciada

Vecinos y conductores advierten que estas conductas ponen en riesgo no solo a quienes las realizan, sino también a terceros que nada tienen que ver. La falta de controles efectivos y sanciones firmes alimenta una situación que parece avanzar hacia un desenlace trágico.

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