
Fiesta de residentes salteños
Un grupo de damas salteñas, radicadas en Montevideo, realizó una reunión en la lujosa residencia de una de ellas. Se jugó al rummy canasta y se me invitó para que amenizara la reunión tocando en el piano algunas melodías. Es sabido que los salteños formamos algo así como una república aparte. “La patria chica”, al decir de Horacio Quiroga.
Encerrados, en fin, en una tradición cultural que puede ser hermosa, pero que es, muchas veces, conservadora, los salteños ven casi siempre con recelo a la cosmopolita Montevideo y a todo lo que es forastero. Las señoras de nuestra fiesta eran fieles a tal herencia.
Yo estaba en medio de ellas y todas hablaban a cual más y no sé por qué arte de magia, se entendían perfectamente.
Sólo había una señora que permanecía aparte del grupo, como en otro mundo. Al fin, la dueña de la casa la descubre y se le acerca condescendiente:
-¿Usted no es salteña?
A lo que la otra responde humildemente:
-No, yo soy uruguaya.