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Llegan los diferentes eventos de fin de año, las despedidas, actos de fin de curs, y el ruido se hace presente, más intensamente que lo habitual. La contaminación sonora tiene un gran efecto negativo no solo en nuestra audición, sino en la salud en general, ya que produce estrés, altera el sueño, causa embotamiento, en definitiva, afecta la calidad de vida. Y es muy común que, en los eventos mencionados no se respeten los decibeles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja no exponerse por encima de los 50 dB, siendo estos los recomendables a la noche, por encima ya ocasionarían daños. Los ruidos entre 60 y 65 dB son dañinos y por encima de 70 dB son considerados peligrosos, más aún si se mantienen en el tiempo. La OMS calcula que el 5 % de la población mundial tienen problemas auditivos y además prevé que para el año 2050 serán 900 millones de personas las afectadas. Y una de cada 10 personas tendrá pérdida de la audición”.

En las fiestas el volumen incluso supera los 120 – 150 dB, y ante estos niveles elevados, considerados muy dañinos, se puede perder la audición de manera abrupta y súbita en uno o en los dos oídos, este cuadro se conoce con el nombre de trauma acústico. Uno de los síntomas que más hincapié hacen es la falta de audición y la presencia de un ruido muy molesto, los acúfenos o tinnitus, que lo comparan a una radio mal sintonizada o a la presencia de grillos en el oído y refieren que al salir de la fiesta inmediatamente aparece ese abombamiento, malestar e inmediatamente expresan su preocupación. Por esto es que destacamos siempre realizar la consulta a tiempo ante los síntomas antes mencionados.

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