
Gustavo Fernández /
Claves y desafíos de la economía argentina en tiempos de incertidumbre
La coyuntura económica argentina sigue marcada por la inflación, que erosiona mes a mes el poder adquisitivo de los trabajadores y complica la planificación de empresas y familias. El licenciado Gustavo Fernández, en diálogo en La Prensa Streaming, destacó que el fenómeno inflacionario no solo responde a variables monetarias, sino también a factores estructurales que se arrastran desde hace décadas. Según explicó, la ausencia de políticas de largo plazo y la incertidumbre en los mercados generan un círculo vicioso que dificulta la recuperación sostenida.
Para Fernández, la discusión sobre salarios y paritarias se convierte en un “parche temporal” frente a un problema de fondo. Si bien las negociaciones gremiales logran recomponer parcialmente los ingresos, la inflación termina neutralizando esos avances en pocos meses. El desafío radica en atacar las causas de raíz, con una estrategia integral que contemple tanto la política fiscal como la monetaria.
El rol del Estado y la necesidad de consensos políticos
Uno de los puntos centrales del análisis de Fernández fue la función del Estado en el actual contexto. A su juicio, la administración pública enfrenta la doble tarea de garantizar la estabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, proteger a los sectores más vulnerables. Sin embargo, advirtió que la falta de consensos políticos y la constante polarización impiden diseñar políticas consistentes en el tiempo.
“Los planes económicos en Argentina duran lo que dura un gobierno, y muchas veces ni siquiera eso”, señaló. Esta inestabilidad desalienta la inversión y profundiza la desconfianza en los mercados. Fernández insistió en que la construcción de acuerdos básicos entre las principales fuerzas políticas es clave para salir del estancamiento.
La presión fiscal y el clima de negocios
Otro tema abordado fue la presión tributaria, uno de los reclamos históricos del sector empresarial. Fernández explicó que, en un contexto recesivo, la carga impositiva se percibe aún más pesada y termina desincentivando la formalidad. Esto genera un círculo vicioso donde la evasión crece, y el Estado responde con nuevos impuestos que agravan la situación. El especialista enfatizó que la clave no pasa por aumentar la recaudación a cualquier costo, sino por ampliar la base de contribuyentes mediante un sistema más simple, transparente y equitativo. La falta de previsibilidad y la multiplicidad de normativas generan un clima adverso para emprendedores y pymes, que son precisamente los actores que más empleo generan.
El impacto de la economía global y el escenario internacional
La economía argentina no está aislada del contexto internacional. Fernández analizó cómo los cambios en los precios de los commodities, la suba de tasas de interés en Estados Unidos y las tensiones geopolíticas repercuten en el país. Si bien los altos valores de la soja y otros productos agropecuarios brindan cierto alivio a la balanza comercial, la dependencia de esos ingresos revela una estructura económica poco diversificada.
Al mismo tiempo, el acceso al financiamiento externo sigue siendo limitado, lo que obliga a la Argentina a recurrir a organismos multilaterales o a medidas de corto plazo que no resuelven los problemas de fondo. Fernández destacó la importancia de recuperar la confianza internacional para atraer inversiones productivas, más allá de los vaivenes coyunturales.
La dolarización de facto y la confianza en la moneda
Un capítulo especial de su análisis se centró en la relación de los argentinos con el dólar. Según Fernández, la dolarización de facto que se vive en la economía refleja una falta estructural de confianza en la moneda local. Desde el ahorro familiar hasta las grandes operaciones empresariales, el billete verde funciona como referencia ineludible.
Este fenómeno, advirtió, dificulta cualquier intento de estabilización, ya que las expectativas se mueven en función de la cotización del dólar más que de la inflación oficial. “Sin confianza en el peso, es imposible construir un sendero de crecimiento estable”, concluyó.
Perspectivas a futuro, entre el pesimismo y la oportunidad
A la hora de proyectar el futuro inmediato, Fernández se mostró prudente. Reconoció que la inercia inflacionaria y la debilidad fiscal hacen difícil pensar en una solución rápida. Sin embargo, también identificó oportunidades: el potencial energético de Vaca Muerta, la riqueza del sector agroexportador y el capital humano del país son recursos valiosos que, bien aprovechados, podrían marcar un camino distinto.
El licenciado subrayó que la clave estará en la capacidad de los dirigentes para construir confianza y mostrar un rumbo claro. La población, cansada de crisis recurrentes, demanda señales de estabilidad y previsibilidad. “No se trata de magia, sino de planificación y compromiso sostenido”, remarcó.
La urgencia de un cambio de rumbo
El análisis de Gustavo Fernández deja en claro que la economía argentina atraviesa una encrucijada compleja. Inflación, presión fiscal, falta de consensos y dependencia del dólar son problemas que se repiten una y otra vez en la historia reciente. Pero también existen fortalezas que podrían transformar el panorama si se ponen en valor con políticas adecuadas.
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