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El reciente episodio ocurrido en Soriano, donde un hombre se arrojó a un arroyo en un automóvil junto a sus dos hijos —tras haberlos secuestrado días antes— y cuyo desenlace trágico conmocionó a todo el país, vuelve a poner sobre la mesa un concepto tan doloroso como necesario: la violencia vicaria. La Prensa dialogó con la abogada Dra. Romina Silveira, quien analizó las implicancias de este caso y destacó que lo sucedido se enmarca claramente en esta forma extrema de violencia.

¿Qué es la violencia vicaria?

De acuerdo con la definición de la Universidad Complutense de Madrid, la violencia vicaria es aquella en la que el agresor busca dañar a la mujer a través de sus seres queridos, en particular sus hijas e hijos. Se trata de un tipo de violencia de género en el que el padre llega a ejercer una brutalidad extrema contra sus criaturas, incluso hasta provocarles la muerte, como una forma de castigo hacia la madre. “El ánimo de causar daño a la pareja o expareja supera cualquier afecto que pueda existir hacia los hijos. El asesinato de las hijas o hijos es la manifestación más visible y desgarradora de esta violencia, que tiene como consecuencia la destrucción total de la mujer”, explicó la Dra. Silveira.

Un problema social que trasciende lo individual

La profesional también advirtió que la violencia vicaria no es un hecho aislado, sino que encuentra eco y complicidad en ciertos patrones culturales. “Vivimos en una sociedad que permanentemente cuestiona a las mujeres, que les resta autoridad y desconfía de su palabra. Frente a denuncias, advertencias o pedidos de auxilio, todavía pesan los imaginarios del ‘buen padre’ y la ‘mala madre’, que terminan favoreciendo al varón y desprotegiendo a las criaturas”, señaló. Silveira subrayó que, muchas veces, las mujeres intentan alertar a las instituciones educativas, a las familias o incluso a los tribunales sobre los riesgos que enfrentan sus hijas e hijos, pero sus voces son desoídas o relativizadas.

Un llamado a la reflexión y a la acción

El caso de Soriano no solo sacudió a la opinión pública, sino que plantea una reflexión profunda sobre cómo se abordan las denuncias de violencia en nuestro país y qué mecanismos existen para prevenir tragedias de esta magnitud. La violencia vicaria es, en palabras de especialistas, “la forma más cruel de violencia de género”, y su visibilización resulta imprescindible para generar conciencia y fortalecer los dispositivos de protección hacia mujeres, niñas y niños.

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