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Hace unos días se dieron en la capital del país dos presentaciones de artistas internacionales que dieron que hablar. Por un lado actuó un viernes en el Estadio Centenario de Montevideo Rod Steward seguramente en una gira despedida de una trayectoria brillante. El mismo día hizo una de sus dos presentaciones el cubano Silvio Rodríguez que también actuó al día siguiente llenando en ambas ocasiones el Antel Arena.

En los tres show de los dos artistas hubo presencia salteña, decenas de naranjeros que se fueron a la capital a disfrutar de sus artistas favoritos, estamos hablando de una inversión muy importante porque cada persona que fue, si lo hizo en ómnibus debe agregarle más de tres mil pesos de pasaje de ida y vuelta, si es una pareja más de seis y así; por el contrario en auto se habla del combustible y los (varios) peajes. Pero parece que en este país y en Salto para esa clase de espectáculos hay plata, lo que mucho nos alegra y contrasta con una idea de crisis generalizada que parece no es tal. Porque nadie hace un esfuerzo de este tipo con dos pesos, vale decirlo.

A veces, como decían los abuelos, con poco se hace mucho. En un rincón bien armadito de la sede Salto de la Dirección Nacional de Identificación Civil, en calle Grito de Asencio a pocos metros de Brasil, se instaló un rincón con juegos para niños, silloncitos para ellos, espacio para que jueguen, escriban, pinten, que la verdad hay que destacar.

Es que, como se sabe, los niños hacen su cédula al nacer y luego a los cinco años deben renovarla, por lo que es una edad donde las inquietudes están a flor de piel, más allá del eterno y negativo celular que los padres usan para calmarlos. Pero la gente de esa repartición estatal hizo algo bien interesante que vale la pena destacar y que ayuda a que pase el tiempo con los menores entretenidos y no mirando una pantalla sino siendo protagonistas de su propio tiempo.

El auge de las tarjetas de débito, también de crédito y el pago por transferencias le van quitando espacio al dinero físico, o sea la gente trata de sacarse la plata de encima por un tema de seguridad, o de preocupación, nadie anda pensando en cualquier cosa si lleva una fuerte suma encima, se entiende. Pero este avance de los medios electrónicos de pago más la baja del dos por ciento cuando se abona con débito ha hecho que los cajeros automáticos vayan perdiendo clientes, y que solo los dos o tres primeros días del mes tengan cola. El resto se ve a parroquianos cada tanto, es más, no se reclaman nuevos cajeros.

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