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Un clásico que nunca pasa de moda

Los carruseles, también conocidos como calesitas, caballitos o tiovivos, son mucho más que simples atracciones. Se trata de estructuras giratorias llenas de color, música y movimiento que han acompañado generaciones enteras, convirtiéndose en un símbolo de diversión infantil y tradición. La forma más común de estos juegos consiste en una plataforma rotatoria con asientos móviles, tradicionalmente caballos de madera que suben y bajan imitando el galope. Aunque hoy predomina esta estética, los carruseles antiguos incluían una mayor diversidad de figuras como conejos, perros, cerdos y ciervos, lo que enriquecía la fantasía de los paseos.

Orígenes militares, del campo de batalla a la feria

El origen del carrusel no tiene raíces en la diversión, sino en la preparación militar. El primer antecedente data del Imperio Bizantino, en el año 500, donde un bajorrelieve muestra personas suspendidas en cestas giratorias. Más adelante, hacia el año 1100, los cruzados europeos observaron ejercicios de entrenamiento de caballería en el mundo árabe y turco, en los que los jinetes practicaban con espadas o lanzas atacando muñecos o ensartando anillos mientras giraban sobre caballos de madera. Estas prácticas fueron adaptadas y mantenidas en secreto dentro de castillos europeos antes de convertirse en entretenimiento público.

Gigantes del mundo y piezas históricas

Con el paso del tiempo, los carruseles dejaron los campos de entrenamiento y se instalaron en ferias y parques de atracciones. Hoy, el carrusel más grande del mundo, llamado Himmelskibet, se encuentra en los Jardines Tivoli en Copenhague, Dinamarca, mientras que el más antiguo en funcionamiento está en el Letna Park de Praga.

La magia itinerante en nuestro departamento

En nuestro departamento, se los conoce como calesitas y suelen instalarse de forma temporal en puntos estratégicos de la ciudad, coincidiendo con las vacaciones de invierno o setiembre. Su llegada implica días de armado y un despliegue visual y sonoro que atrae tanto a niños como a adultos.

Diversión para todos los sentidos

Los juegos son variados, aptos para todas las edades, y su ambiente festivo es inconfundible, luces, música y colores brillantes. La boletería ofrece precios que varían según la cantidad de boletos adquiridos, y en los últimos días de funcionamiento, suelen ofrecer promociones antes de trasladarse a otro destino.

Un símbolo de la infancia y la alegría compartida

Más allá de su carácter itinerante, la calesita conserva un poder especial, reunir a las familias, despertar la nostalgia en los mayores y regalar emoción a los más chicos. Así, lo que alguna vez fue un artefacto de guerra se ha convertido en un símbolo universal de la infancia y la alegría.

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