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Etna, el volcán que volvió a entrar en erupción
El Etna es uno de los volcanes más activos del mundo. Según National Geographic, en los últimos diez años ha tenido una actividad casi continua. Antes del año 2001, solía hacer erupción cada dos años aproximadamente, pero desde entonces, la frecuencia aumentó y hoy puede tener varios episodios eruptivos por año. Una columna de humo y cenizas de más de 5.000 metros marcó la más reciente erupción del volcán Etna, en la isla italiana de Sicilia, este lunes 2 de junio.
Tal cómo informó National Geographic, la erupción, registrada por el INGV, provocó el colapso parcial del cráter sureste del volcán. Esto generó la salida de flujos piroclásticos —una mezcla de gases muy calientes, ceniza y fragmentos de roca— que descendieron por las laderas, aunque no llegaron a zonas habitadas. También se detectaron emisiones de lava que recorrieron algunas partes del volcán. La nube de ceniza fue tan grande que superó los 5.000 metros de altura y pudo verse desde lejos, mostrando la intensa fuerza que aún guarda este fenómeno bajo la isla de Sicilia. Se estima que una cuarta parte de la población de Sicilia está asentada en las zonas cercanas al volcán, lo que llevó a las autoridades a instalar sistemas de vigilancia constante y a desarrollar planes de emergencia para actuar rápidamente en caso de una erupción o cualquier otro peligro relacionado con la actividad volcánica.
Uno de los episodios más trágicos en la historia del Etna ocurrió en 1669. Según relató National Geographic, el 8 de marzo de ese año comenzaron las emisiones de gases desde la cima del volcán, lo que inicialmente no generó alarma. Sin embargo, los gases tóxicos provocaron la asfixia de miles de personas. Después de la erupción, un flujo de lava avanzó hacia la ciudad de Catania, liberando cerca de 830 millones de metros cúbicos de magma. Aunque los habitantes intentaron detenerlo construyendo barreras, no lograron frenar su avance, y la lava terminó destruyendo por completo la ciudad. Se estima que más de 20.000 personas murieron carbonizadas, ya que se negaron a abandonar sus hogares a pesar del peligro. Este suceso se mantiene como uno de los más destructivos en la historia volcánica de Europa y un referente para los planes actuales de emergencia.
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