En  entrevista  con el periodista Pedro Rodríguez, Héctor Amodio Pérez volvió a estar en el centro de la polémica. Exintegrante del Movimiento de Liberación Nacional  Tupamaros (MLN-T), Amodio no solo habló de su pasado, sino que también revivió una vieja entrevista que el mismo Rodríguez le había hecho en 2015 a otro histórico del movimiento: Julio Marenales.

Lo que más llamó la atención fue que Amodio recordó cómo Marenales, en esa conversación, lo había reconocido como “un buen organizador”. Sin embargo, ese aparente elogio venía acompañado de una frase fuerte: “Si hubiera sabido que nos iba a traicionar, le pegaba un tiro”. Amodio, con ironía, comentó: “Bueno, por lo menos reconoció que era bueno en lo que hacía”. Esa declaración reabrió viejas heridas, pero también le dio pie para explicar su versión de los hechos y, sobre todo, aclarar una escena que ,según él, pudo haber terminado en tragedia.

Una confusión que casi cuesta una vida

Durante la entrevista, Amodio relató una anécdota que involucra directamente a Marenales. Contó que en un momento, Marenales le dijo: “ el "negro" Amodio me señaló. Iba en un furgón militar con el coronel Aguirregaray…”. A lo que Amodio respondió: “Sí, sí. Pues yo nunca lo negué”. Explicó que Aguirregaray, un coronel con quien estaba en ese momento, le había comentado: “Yo veo a Engler todos los días por Larrañaga”. Engler, en ese momento, tenía inmunidad porque estaba participando en las negociaciones por la rendición incondicional  del pueblo MLN. Además, Engler le había dicho al “Ñato” Fernández Huidobro: “Le pegamos un tiro a Calcáneo y vos te escapás”, lo que generó aún más tensión con los militares.

"No es Engler es Marenales"

Entonces, un día, Aguirregaray vio acercarse a Marenales y pensó que era Engler. Dijo: “Ahí viene Engler”. Y Amodio respondió rápidamente: “No es Engler, es Marenales… ¡Lo va a matar!”. Porque Marenales no tenía inmunidad, y al ver venir a un militar con metralleta ,aunque no venía en posición de disparo, ya que había bajado del vehículo para charlar, era comprensible que pensara que estaba en peligro. Amodio insiste: “Nunca lo negué, esa es la verdad. Lo que pasa es que yo no salí a alertar. Yo no dije ‘¡Ahí viene Marenales!’. No nos mató a todos de milagro. Afortunadamente, la granada de la Marina no servía ninguna… pero la tiró”. Y agrega : “Yo no lo señalé. Lo que dije fue: ‘No es Engler, es Marenales… ¡Lo va a matar!’. Eso fue exactamente lo que dije, y eso nunca lo negué. Al contrario, lo he contado cientos de veces”.

¿Traición o estrategia?

En otro tramo de la conversación, Amodio aprovechó para defenderse de las acusaciones que lo han perseguido durante décadas. En especial, la más grave: haber sido responsable de la caída de la llamada “cárcel del pueblo”. Según su versión, eso no fue una traición, sino una decisión tomada en conjunto con otros compañeros del MLN para evitar una masacre inútil. Asegura que incluso el propio Marenales, años más tarde, reconoció públicamente que Amodio no había tenido nada que ver con esa entrega.

Entre cartas y castigos

La entrevista no fue solo momentos tensos. También hubo espacio para anécdotas más livianas. Amodio recordó con simpatía a  Aguirregaray apodado “Bolita”, con quien compartía partidas del popular juego de cartas “la conga”. “Yo me consideraba bueno, pero nunca le pude ganar. Siempre me ganaba, aunque le diera 20 puntos de ventaja. No sé qué trampa hacía”, contó entre risas. Rodríguez le recordó que Aguirregaray   tenía vínculos con Salto  porque estuvo en el cuartel local y fue pieza clave en el Club Deportivo Artigas.

Para algunos sigue siendo un traidor. Para otros, un testigo clave de una etapa oscura de la historia del Uruguay. Pero lo cierto es que, cada vez que cuenta su versión, vuelve a poner sobre la mesa preguntas incómodas, heridas que no cerraron, y recuerdos que siguen vivos. Y en esta ocasión, reviviendo las palabras de Marenales, nos deja una escena tan cruda como simbólica: un malentendido, una granada sin explotar y una frase que resuena con fuerza… “No es Engler, es Marenales… ¡Lo va a matar!”